28 de enero de 2016

Los primeros días en el cole



Siempre que tengo que hacer algo nuevo, la noche anterior no duermo lo suficiente por los nervios y sueño que me voy a dormir y voy a llegar tarde. Bueno, casi siempre. El lunes fue diferente, ocurrió justamente lo contrario: me dormí y llegué tarde cuando había quedado con la tutora, a quien siquiera conocía, 10 minutos antes de empezar las clases. Lo peor de todo es que no solo llegué yo tarde, sino mi compañero también. De hecho, habíamos ido el viernes para saber dónde estaba el colegio y no llegar tarde el lunes, pero de nada sirvió.

Me pongo nerviosa porque el periodo de prácticas es muy especial para mi. Aunque es cierto que en la carrera aprendes y realizas unidades didácticas y te indican, en el mejor de los casos, los errores o los problemas que pueden surgir a la hora de dar ciertos contenidos en clase, lo cierto es que el mejor marco para aprender a ser profesor es siéndolo, o al menos en un marco que te permita serlo.

El colegio en el que estoy tiene implantado el aprendizaje cooperativo (no todos los profesores lo realizan de la misma manera porque no todos poseen la misma preparación al respecto), algo que en estos meses he podido profundizar tanto en los aspectos positivos como en los negativos, al menos en mi experiencia como alumna. 

Una de las ventajas y a la vez inconveniente que presenta esta metodología es el alto grado de trabajo intrapersonal que conlleva esta manera de aprender. A nivel personal considero que es positivo porque uno no aprende solo, al menos no siempre, y es importante aprender a aprender con los demás independientemente de las afinidades que tengamos con los compañeros. Pero es necesario aprender a gestionarse uno mismo en un grupo, forma parte de él y no sentirse desplazado del grupo.

Si no se enseña y aprende esta competencia, el aprendizaje cooperativo carece de sentido, al menos uno de los pilares desaparece. 

Lo que más me gusta es que la profesora utiliza mucho material manipulativo, algo que no había visto en colegios anteriores pero que en gran medida intento aplicar en las clases particulares. 

Lo mejor de las primeras sesiones, ya sea en el cole o en clases particulares, es que me permite convertirme en diferentes tipos de profesora en función del momento y cómo eso descoloca en gran medida a los alumnos porque no saben realmente cómo soy. No suelo intervenir mucho a nivel de grupo, al menos por ahora, pero sí que lo hago a nivel individual. 

Uno de los motivos por los que intervengo más a nivel individual es porque soy muy mala para recordar nombres y caras. De hecho, hay dos gemelos en dos clases diferentes y los primeros días no era capaz siquiera de saber quiénes eran. 

Las clases se me pasan superrápido y la metodología fomenta que la dinámica de la clase sea muy diferente a la que estoy acostumbrada: la interacción entre los alumnos es constante y el nivel de ruido en clase es más elevado. 

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