2 de diciembre de 2015

"Dale la buena noticia"

Últimamente no tengo tiempo de usar el ordenador  para lo que quiero,  siempre lo uso para hacer mis "queridos"  diarios,  en realidad no sé  por qué hablo en plural porque siempre priorizo uno sobre los otros 2, y no dedico tiempo a lo que realmente quiero escribir.

Aunque es cierto que no escribo sobre cuestiones relacionadas directamente con la universidad,  sí  que escribo sobre lo que considero relevante.

Hay muchos tipos de momentos (dulces,  amargos,  rancios,  cariñosos,  relajantes,  divertidos,  etc...)  y no siempre se está  a gusto con el estado de ánimo que se tiene o con los que pasa alrededor,  pero en muchas ocasiones no depende de nosotros el estado de ánimo que tengamos sino que se ve influenciados por otros motivos.

Lo bueno de estar en un estado de ánimo "malo", o no deseado,  es que disfrutas mucho más  de las actividades que se salen de lo normal,  que tienen cierto carácter disruptivo con respecto a las expectativas que tienes y que se consideran feedbacks negativos.

En estas semanas no hay mayor feedback negativo que entrar a la habitación de mi niña y que le diga su madre "dale la buena noticia".

Ayer,  rebuscando por los papeles que he ido acumulando estos años en la carrera,  encontré  unos cuestionarios que me pasó  la profesora del colegio en el que estuve  de prácticas este año.  Sin duda una de las mejores experiencias que tuve este año.  Y no me acordaba que le había  dicho a "Jalal"  que me escribiera su nombre en árabe.

Creo que no hablé  de él en post anteriores pero lo cierto es que ayer me alegró  el día.  Aunque las primeras sesiones no le daba yo las clases,  sino que me limitaba a ver cómo lo hacía  la profesora y ayudarla cuando me lo pedía, las últimas sesiones era yo quien estaba con él y las disfrutaba mucho.

Me encantaba su afán  por hablar pero a la vez era aparentemente imposible porque el idioma no era el mismo y las clases eran para que aprendiera castellano.  Cuando era yo la profesora,  hacía  más hincapié  en la comunicación  oral que en la escrita,  por lo que la interacción  era totalmente diferente.

El caso es que un día  le dije que escribiera su nombre primero en castellano y luego en árabe.  Le gustó  tanto que escribió  otra palabra, no sé  si mi nombre o algún  otro.

Hasta ayer no me acordaba dónde  estaba ese papel,  de hecho pensaba que se lo había  quedado él o lo había  perdido. Pero descubrí  que estaba detrás del cuestionario que me dejó  la profesora.

Hay detalles que hacen que un estado de ánimo cambie.  Además,  un estado de ánimo  es complejo emocionalmente porque las emociones son muy complejas y dinámicas,  por lo que puede  ser relativamente fácil,  o no,  cambiar anímicamente.

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