26 de abril de 2015

Un día más....

Hace un par de meses, en la asignatura de "Literatura española y su didáctica", en la parte práctica, no recuerdo que libro estábamos leyendo salió el tema de la vida y que cada día era un día menos de vida. Nunca lo había visto desde ese punto de vista, ni siquiera me había posicionado al respecto, quiero decir, los días simplemente pasan. Personalmente, prefiero pensar que la vida es un día más...

... para aprender.
... para disfrutar.
... para soñar.
... para reír.
... para llorar.
... para superarse.
... para seguir adelante.
... 

Es curioso porque las chicas de prácticas somos las únicas que estamos en el patio durante el recreo por decisión propia y no por imposición del centro. De hecho, en más de una ocasión nos han dicho que podemos estar en la sala de profesores. A nivel personal, prefiero estar en el recreo porque ves a los niños en otro contexto, que aunque se encuentran en el colegio, en los que son capaces de hacer, o al menos se les permite, aquello que queda prohibido en el aula, la capacidad de hablar y de moverse.

Acorde con esto, leí una frase, no recuerdo de quién que expresa esta última frase. Decía algo así como "Durante los primeros años de vida enseñamos a los niños a hablar pero el resto de la vida pretendemos que se callen y se sienten". La realidad es espantosamente parecida a esta frase. Desde que traspasan la puerta de fuera de la escuela a las 9:00 hasta que salen por ella a las 14:00, se espera que los niños estén callados y sentados durante 3 horas, luego salgan al recreo para después vuelvan a estar estáticos y mudos durante otra hora y media. ¿Por qué?

Cuando iba al colegio, me parecía divertido ponerme a la cola para poder entrar en clase, esperar a que sonara la música para poder entrar a clase, salir y entrar al recreo y para ir a casa para comer. Han pasado 17-11 años desde entonces pero la situación sigue siendo la misma. 

Por suerte, mi tutora del colegio no es tan estricta y permite que haya cierto movimiento en el aula tanto para moverse como hablar. Personalmente, considero que es esencial porque es muy complicado, casi imposible, mantener la concentración durante 3 horas seguidas en unas clases donde no se requiere nada por parte del alumno, simplemente escuchar y callarse. 

Volviendo al asunto del recreo creo que es el momento en el que los niños se muestran tal y como son, aunque en ocasiones el profesor tenga que intervenir, pero aún así es un momento en el que pueden hacer y deshacer a su antojo, cuando se dan cuenta de las consecuencias de sus actos sin necesidad de que nadie se lo diga o se lo imponga. 

Esa libertad no solo pasa en el colegio, sino en los niveles superiores de enseñanza. En mi caso, creo que lo más valioso de la carrera son las prácticas porque es donde verdaderamente ves si te gusta la docencia o no, te lleva a replantearse si aquello que estás realizando es lo que te esperabas o no, si te ves dando clases en tu vida laboral o no, etc...

Llevo 3 semanas en el colegio y esta última semana he estado pensando como llevar a cabo una actividad en el aula con los niños y con la profesora. También quería aprovechar esa actividad para explicarles a los niños lo que estoy haciendo y mejorar la cohesión de la clase.



El tema que más voy a desarrollar es el desarrollo moral, para los que voy a pasar unas situaciones con preguntas tipo test para tener explícitamente la información de la clase, independientemente de variables como sexo, nacionalidad, familia, etc. que aunque creo que pueden influir, quiero centrarme en el aula de la clase y cómo se puede trabajar en el aula los valores esenciales para un buen clima en el aula. 

La actividad que quiero hacer es una parecida a la que hice como alumna hace unos meses en la universidad, en Lenguaje plástico y visual. La actividad consistía en modelar arcilla inicialmente haciendo cada uno sus figuras y después elaborar entre todos unas figuras utilizando la música como motivación a dicha elaboración. En la segunda parte de la actividad, se necesita que los alumnos estén en grupos iguales, que cada uno tenga su arcilla y sobretodo que la figura a modelar sea igual para todos. Por ejemplo, si hay 5 personas en cada grupo, comienza la música y empezábamos a modelar nuestro propio bloque hasta que cambiaba la música y lo tenías que pasar al compañero de la derecha. Ese proceso se repetía tantas veces hasta que cada uno volviera tener su propio bloque. 

Me parece muy buen símil entre el bloque de arcilla  y la clase ya que entre todos aprenden y se regulan como grupo. También porque tienen la manía de chivarse y mentir sobre lo que hace uno y otro. De esta manera, espero que sean capaces de entender que independientemente de lo que hagan cada uno han sido capaces de reconstruir aquello que les llega. Es decir, cuando alguien se queja explícitamente de alguien en clase, la profesora siempre les dice que los únicos que pierden son los que no están atendiendo o están haciendo otra cosa de la que ha impuesto la profesora. O al menos me gustaría que comprendieran eso con esta actividad. 

También es una buena manera de fomentar el respeto ya que no es bonito ni feo lo que te llega porque puedes cambiarlo a tu antojo. Cada figura va a ser distinta pero tiene en común que es una construcción entre todos, en la que cada miembro del grupo ha participado.

Eso sí, no quiero trabajar con arcilla porque si la utilizo no sé dónde va a acabar. Por eso la sustituyo por plastilina. Son 27 alumnos así que tenía un problema con los grupos ya que salían 3 grupos de 7 y un grupo de 6, pero pensé en que la propia profesora participara en la actividad. No sé si quiero que lo sepa o no, pero considero que esta actividad y más por el objetivo moral que quiero conseguir es esencial que participe ella porque en unas semanas me iré del colegio y volverá a estar la clase antes de que yo llegara. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario