11 de febrero de 2014

“Nunca, nunca, nunca ofrezcas un consejo”: una reflexión sobre la práctica profesional.

Aunque precipitadamente los incidentes puedan considerarse  negativos, lo cierto es que no son así siempre, es decir, que algo no ocurra como te esperabas no quiere decir no puedas hacer nada para remediarlo o que no puedas sacar aspectos positivos de dicha experiencia.  Puedes analizar una experiencia que tuvo lugar hace tiempo para concretar las expectativas que tenías y compararlas con las que actualmente tienes.

El título del post es de uno de los capítulos  del libro de Tom Ravenette que lleva por título “El constructivismo en la psicología educativa”. Es la segunda vez que me pasa con el mismo profesor estar buscando información sobe un determinado tema y terminar descubriendo algo. La primera vez fue cuando hice un post sobre “Secretos del corazón” pero en comparación de la segunda creo que me adelante. Lo creo porque uno de los objetivos que teníamos que “descubrir” tras leer el capítulo era decir cuál era la posición del autor. A lo largo del texto se muestran numerosas maneras de trabajar partiendo de historias que se cuentan. En cambio ahora me pasa como la anterior vez, sé lo que es pero no sé explicarlo. Espero lograrlo antes de terminar esto.

Una creencia muy extendida es que los psicólogos dan consejos de cómo deben hacer sus pacientes para solucionar sus problemas. Precisamente eso es justo lo que no hacen. Si fuese así, en caso de equivocarse el paciente las consecuencias las pagaría directamente el psicólogo porque el paciente se limitó a aplicar la decisión del psicólogo.

Partiendo de esa situación hay que tener en cuenta que cada uno de nosotros tenemos una serie de interpretaciones acerca del mundo y de las distintas connotaciones que podemos aplicar a un mismo concepto. Siempre va a existir cierta ambigüedad entre lo que cada uno de los interlocutores interprete.

Algo que aprendí en la formación que recibí para el Programa Compañeros es tener la capacidad de diferenciar entre los roles que tenemos tanto dentro como fuera del propio programa, es decir, no es lo mismo realizar un seguimiento a una persona que entablar una conversación más allá de la pura relación ayudante-ayudado. Es como la manera de hablar con tus amigos delante de tus padres a cuando no están tus padres.

Para mí lo más complicado de la ayuda entre iguales reside en saber distinguir los roles que cada uno cumple y las interpretaciones de soberanía o superioridad uno sobre otro. No solo por parte del que necesita ayuda sino también por quien se lo aporta.

La objetividad y la empatía son esenciales para poder trabajar correctamente. El hecho de ponerte en el lugar de otro te hace sentir o pensar cómo debes formular las preguntas o qué preguntas debes formular. Los silencios son muy valiosos y no deben considerarse negativos ya que es una forma de organizar información y autogestionarse emocionalmente

Proporcionar ayuda no está reñido con aconsejar, es decir, hay veces que no se busca una solución sino ser escuchados y librarse de esa ansiedad o estrés que puede provocar la situación. Lo que sí se puede hacer es inducir o ayudar al propio cliente a llegar a sus propias conclusiones sin necesidad de aconsejar, es decir, ayudarle a buscar soluciones al problema de manera autónoma.

Lo más importante es que las decisiones las tome el cliente con la ayuda, no con el consejo, del psicólogo o del mediador.

Que algo sea bueno para ti no quiere decir que sea bueno para los demás, es decir, que tu actúes de una determinada forma no quiere decir que sea la correcta. Solo tú puedes decidir lo que vas a hacer.

Molesta mucho hacer algo porque te obliguen o aconsejen. Por ejemplo, hace poco estaba jugando con mi hermano, mi cuñada y mi madre a las cartas. Al principio no íbamos por dinero pero mi hermano lo propuso y como no perdía demasiado decidimos que jugar a dinero. Cuál fue mi suerte que empecé a perder y mi hermano a ganar. Él terminó con 10€ míos  y yo muy enfadada, no solo por perder el dinero sino porque había sido una imposición. Si hubiera salido de mí le hecho de dar dinero a quien ganara no me hubiera molestado tanto, o al menos las culpas serían mías, pero como no fue así, la culpa de que yo perdiera dinero fue mi hermano.

La forma de trabajar que tiene Tom Ravenette ante la situación planteada por su aprendiz es mediante la Teoría de Constructos Personales (TPC). Es una teoría desarrollada por George Kelly (1995/1991:2001) en la que se considera que el significado que atribuimos a las experiencias es resultado de una construcción personal.

Tomando la TPC como referencia Tom Ravenette lo aplicó a psicoterapia con niños y adolescentes cuyos objetivos principales son: evaluar las construcciones mediante la que los niños dan sentido a sí mismos y a los demás y facilitar que el niño descubra nuevos significados personales que le sean útiles y le permitan sentirse mejor.


Dicho de otro modo, NO ACONSEJAR. 


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