7 de noviembre de 2015

Feedbacks de un proceso de aprendizaje



Aprendemos en contextos muy diferentes, aprendemos sin darnos cuenta, aprendemos enseñando, aprendemos aprendiendo, incluso aprendemos cuando no aprendemos o cuando creemos que no aprendemos. 

Parece un trabalenguas y cada vez intento definir lo que para mi es aprender lo veo más complicado. No es un proceso que dependa del tiempo, dos personas puedan aprender lo mismo en diferentes tiempos. Tampoco hay un modelo único para todos, aunque como profesor sea complicado no enseñar como uno mismo aprende. Tan siquiera se necesita a alguien para aprender, aunque a veces cueste reconocer que se necesite ayuda. 

Ayer leí un post de un profesor que tuve hace ya 3 años en el que explicitaba cuestiones relacionadas con el aprendizaje de sus propios alumnos y cómo él veía dicho procesos en función de las preguntas que le planteaban. 

Mientras leía el post, me acordé de los conceptos de feedback y feedforward que tienen que ver con cómo se procesa la información y la capacidad de gestionar esa información para anticiparse a lo que va a ocurrir que no tiene por qué estar relacionado con la realidad, de modo que puede ser más o menos disruptivo con las expectativas que tienes. 

Procesamos información continuamente, pero no la procesamos de la misma manera y creo que es porque no es igual de relevante para nosotros o porque ocurre algo que no nos esperamos y centramos la atención en eso o porque simplemente no queremos centrar nuestra atención en esa información que nos llega. 

Recuerdo una escena que vimos en las clases con ese profesor en la que se explicitaba estas cuestiones de feedbacks positivos y negativos y feedforwards. Era una escena corta que parecía a primera vista que no ocurría nada, las transiciones resultaban graciosas, pero el proceso en cuestión servía de ejemplo para captar toda la secuencia  que era un ejemplo de desarrollo. 

En una clase, estas transiciones ocurren muy rápido, pero creo que son esenciales tanto para el profesor como para el alumno. Al profesor le ayuda a concretar el punto en el que su alumnos se encuentran del aprendizaje, a notar las diferencias entre los alumnos y sobre todo a verse a sí mismo como el encargado, aunque no siempre, de aportar la información a los alumnos y saber trabajar con los feedbacks que obtiene, ya sean positivos o negativos. Al alumno le proporciona información sobre su propio proceso de aprendizaje, saber si comprende lo que está aprendiendo, si se relaciona con sus conocimientos previos y si le aporta algo nuevo la información que está gestionando. 

Llegar a ese nivel de abstracción, tanto por parte del profesor como por parte de los alumnos es algo muy complicado. A la vez, creo que necesario que los que participan en el proceso sean conscientes de este tipo de transiciones porque beneficia a todos. 

Hay feedbacks que son muy sutiles y otros que no lo son tanto. Por ejemplo, me llama mucho la atención la concepción que muchos tienen sobre los exámenes. Se considera que es la evaluación final de un proceso y que si no lo apruebas es porque no has aprendido. 

Este verano, dando clases particulares, me di cuenta de la relación que hay entre cómo concibe un profesor una prueba final (cómo se concibe) y cómo lo concibe un alumno suyo. El planteamiento del profesor era considerar unos contenidos mínimos y otros "suplementarios" de los que el alumno solo tenía que aprobar los mínimos, que no tenían por qué ser fáciles necesariamente, para aprobar el examen. El problema de fondo, al menos uno de ellos, es que el alumno decía "Eso no me lo voy a aprender porque no me lo van a evaluar". Desde mi punto de vista, tiene mucho sentido ese argumento aunque es muy triste que un alumno piense así. Sigo sin comprender el objetivo que el profesor se plantea al evaluar de esa manera. 

Ayer, dando una clase particular, después de un examen, el alumno se dispuso a reflexionar sobre qué ejercicios había hecho, cómo los había hecho así y por qué los había hecho así. Para mí, eso es un ejemplo de aprendizaje y no estar en una clase con la presión que tiene un examen y con las consecuencias que puede tener en la evaluación de esa prueba. Desde mi punto de vista, tiene mucho más sentido y significado para un profesor que evalúa un proceso tener en cuenta no solo el resultado de esa prueba sino lo que se hizo antes y lo que se está realizando posteriormente. 

Un examen no es una prueba objetiva: supone un nivel, una metodología y una manera de enfrentarse a unas cuestiones unidireccional. No proporciona interacción entre el profesor y el alumno. Un profesor, antes de plantear un examen sabe, o debe saber, el momento del proceso de aprendizaje en el que sus alumnos se encuentran. Lo que haga en un periodo de una hora o dos, no es, al menos para mi, tiempo suficiente para darse cuenta de lo que ha hecho, cómo lo hizo y por qué lo hizo. 

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