18 de noviembre de 2015

"¡Me he "columpiao"!"

¡¡¡Por fin es miércoles!!!

Nunca me he alegrado tanto de que sea miércoles y solo porque hoy tenga clases con mi niña, sino porque terminé el diario de aprendizaje de una asignatura. Menos mal que es solo de una porque de los otros uno ni siquiera hice el documento y del otro llevo una sesión. Así que por definición, al menos la mía, deja de ser un diario de aprendizaje, pero bueno. Lo importante es que ya lo terminé, al menos estoy contenta conmigo misma por haberlo hecho.

Llevo un tiempo queriendo escribir sobre lo que pasó hace unas semanas en una clase con mi niña, pero entre las clases, las planificaciones de clases y las cosas que surgen sin avisar, el único tiempo que me dedico es cuando paseo con Lana, algo que hace que disfrute más tanto de su compañía como de no preocuparme más que de ella. 

He postergado mucho el ponerme con el diario porque en muchas ocasiones se me ocurrían "mejores" cosas que hacer en lugar de hacerlo, algo que totalmente fue en mi contra porque aun teniendo tiempo en hacerlo más o menos con tranquilidad,  pasé a realizar un DIARIO en 3 días. 

Fueron unos días intensos porque dedico mucho tiempo a prepararme para reflexionar en los diarios: primero leo las lecturas o la información que tengo sobre el tema, luego resumo esas ideas con mis palabras y después empiezo a vincular esos contenidos con lo que sé de otras asignaturas o de mi experiencia en los prácticum y en mi "yo" como profesora. 

En esos 3 días, dediqué un día "entero" a realizar las lecturas, otro día a resumir con mis palabras esas lecturas y el último, y parte del anterior, comencé a elaborar el diario propiamente dicha. 

Personalmente, siempre dejo un tiempo desde la clase hasta que comienzo a realizar el resumen porque creo que es bueno dejar un tiempo para "digerir" lo que se ha dado en la sesión y verlo con cierta perspectiva, de modo que luego es más fácil relacionarlo con experiencias y temas vinculantes cuando me dispongo a redactar el diario.

El dejar un tiempo entre la sesión y la elaboración del diario lo aprendí por mi experiencia con este blog porque surgió precisamente en un contexto del aula, y aunque al principio no se estableció como se tenía que realizar, yo lo tomé como un diario, 

Es muy diferente como concebía el diario antes a como lo concibo ahora. Los primeros posts están orientados al contenido y no a la reflexión. Precisamente esa es la principal diferencia entre un  resumen y un diario. 

Para mí, no tiene sentido un diario en el que se repita lo que se dice en clase, un diario no es repetir lo que se ha dicho en la sesión, sino que te ayuda a ir más allá de los contenidos específicos que se trabajan en la sesión, es decir, te permiten no solo reflexionar sobre los contenidos, sino relacionarlos con otros y que en cierto modo cambia tu manera de entender o comprender ese contenido.

El contenido en sí, no es lo importante en un diario si no te ayuda a "cambiar". Si entras en una clase y sales igual que has entrado, para mi es muy mala señal. Algo falla. 

Como se nota que llevo mucho sin escribir en el blog por placer. 

A lo que iba es que el otro día en una sesión con mi niña, le planteé un ejercicio de vocabulario de inglés. Le entregué una serie de tarjetas, la mitad en inglés y la mitad en castellano para que las pegara y le sirviera de repaso. 

Le hice varias veces ese ejercicio y si siempre hago lo mismo: divido una hoja tantas veces hasta conseguir el tamaño que deseo. Se supone que como lo hago sale un número par de tarjetas, si lo hago bien y no pierdo ninguna sale un número par. Siempre cuento dos veces las tarjetas que tengo porque supuestamente sale bien el número de tarjetas, pero bueno.

Suelo prepararme las clases cuando tengo tiempos libres y siempre deprisa y corriendo. Recuerdo que esa vez me salieron muchas tarjetas y lo conté como 3 veces y después de tener las tarjetas completas las volví a contar. Hasta ahí todo bien.

Cuando le di las tarjetas a la niña, pensando que estaban bien, le propuse que podía pegar todas tarjetas de inglés y después buscar el significado porque había tantas tarjetas que era muy complicado trabajar. Normalmente, la dejo hacer el ejercicio y las palabras que no entiende las deja para el final, de modo que sé cuales les cuesta más y las que tengo que hacer más hincapié.

Conforme iba pegando la segunda columna me di cuenta que faltaba una y, para meter el dedo en la llaga, una tarjeta estaba mal escrita. Pero me vino muy bien para saber si ella se daría cuenta de que estaba mal la tarjeta y que dijera la que faltaba. 

Y claro que se dio cuenta. De ahí mi contestación que por suerte le hizo gracia y no fue a más. Lo peor de todo es que no fue a propósito, no sabía si reírme o llorar. 

No me molestó equivocarme, de hecho cuando no sé algo cuando estoy dando clase lo buscamos juntas, algo que me permite incluir recursos de ayuda para cuando no esté yo. Por ejemplo, para aprender a pronunciar utilizo el micrófono del traductor de google. 

De hecho, creo que que en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje todos los miembros aprenden, o al menos deberían. 

Espero columpiarme muchas veces para aprender a balancearme mejor.




1 comentario:

  1. Esto es lo más sabio que he leído en mucho tiempo. Ojalá muchos profesores universitarios tuvieran esa capacidad.

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