1 de septiembre de 2015

Resumen de los primeros meses de investigación



Hace un año casi pedí la beca de iniciación a la investigación, no muy segura de que me la fueran a dar. A los pocos meses, me la concedieron y desde enero hasta junio disfruté económicamente de ella.

El trabajo de familiarización con el tema de la investigación comenzó mucho antes, al menos el de comenzar a leer artículos relacionados con el tema y comenzar a saber en qué consistía. 

Sin duda, fue lo más complicado del proceso, al menos a mí me lo pareció, porque no sabía nada acerca del tema y como consecuencia no me sentía segura trabajando con él y en varias ocasiones el hecho de leer simplemente me costaba porque notaba que no me estaba enterando de lo que estaba leyendo. No me importaba leer en inglés, algo que me sorprendió porque nunca lo había hecho, fuera del ámbito académico, si hubiese sido en francés me hubiese costado igual, sino que el contenido no me convencía del todo.

Antes de comenzar la investigación, pensaba que investigar era muy distinto a lo que hice durante estos meses. Pero tengo la sensación de que no aprendí todo lo que debería haber aprendido, en gran parte porque no era capaz de concentrarme y centrar mi atención en el ámbito académico. Estaba muy irascible durante el curso entero y quizá más en el segundo cuatrimestre que en el primero.

Durante las sesiones presenciales que realizamos, aunque dijese que sí me enteraba de lo que me estaba explicando el tutor, realmente desconectaba continuamente, de modo que me perdía constantemente.

Además, me sentía estúpida al no ser capaz de hacer inferencias fáciles acerca del tema, produciendo que mi frustración aumentara y mi seguridad con respecto a la investigación disminuyera. 

Recuerdo una sesión en la que estuvimos unos profesores, mi tutor y yo. Mi tutor de la investigación me preguntó si quería realizar la sesión en el despacho o en cafetería con los otros profesores. Por una parte quería estar en el despacho porque tenía una serie de dudas conceptuales sobre las lecturas que había realizado pero por otra sabía que iba a ser mucho más productivo y beneficioso para la investigación contar con la participación de esos profesores.

Precisamente, esa sesión tuvo lugar en una de las semanas que más irascible estaba, pero no estaba siendo consciente de ello, me limitaba a pensar que los demás son los que estaban equivocados y me llevaban la contraria. Y en la sesión quedó reflejado, en mayor medida mi frustración cuando no era capaz de trabajar sobre el tema, tanto porque no quería como porque no me sentía cómoda.

Recuerdo que me enfadaba porque ellos hacían reflexiones, inferencias y conexiones que no llegaba a comprender e incuso veía descontextualizadas del asunto, pero que al cabo de unas semanas, cuando lo volví a escuchar, fueron muy valiosas para la investigación, al menos ayudaron a verlo desde otro punto de vista. 

Por suerte, mi nivel de frustración fue disminuyendo conforme me desvinculaba de la investigación. Estos últimos meses, y gracias a que bajó mi nivel de frustración, logré disfrutar mucho más de la investigación, al menos ya no la evitaba, sino que estaba motivada a seguir con ella después de lo que había ocurrido en la sesión conjunta. 

Las últimas sesiones, en las que estuvimos redactando la memoria final de la investigación, para mi fueron muy importantes porque me servían para demostrar todo lo que había aprendido, al menos en cuanto a la parte teórica, no solo a mi tutor sino a mi misma. 

Como fin de la beca, realicé una entrevista piloto a un profesor de la universidad (precisamente uno de los que estaba en la sesión conjunta). Sin duda, la mejor experiencia de la beca.  Me dí cuenta que lo más difícil de la investigación, al menos para mí, fue trabajar en vivo aquello que había leído, inferido, reflexionado o incluso imaginado en el camino hacia la entrevista. 

Me gustó la experiencia porque fui capaz de profundizar a distintos niveles las diferentes experiencias que me iba contando.

El mayor miedo que tenía, y que compartí con mi tutor, fue el no saber donde estaba el límite, es decir, hasta donde profundizar. Me respondió que eso me lo respondería el entrevistado de manera muy natural y así fue.

No sé si continuaré o no con la investigación o si realizaré otra más adelante. Lo que sé es que la preparación es esencial y yo solo he dado mis primeros pasos.

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