7 de mayo de 2015

Plastilina a la cartulina

Hoy he dado mi primera clase a todos y lo cierto es que no ha sido, para nada, como lo había planeado. Siempre que me pasa esto me acuerdo de la epigénesis que vimos en PDD y acabo de ver el post que escribí, cuanto menos curioso...

Cuando planifico una sesión intento tener en cuenta a los alumnos, es decir, utilizo dinámicas más o menos creativas y en los que los alumnos puedan participar activamente. Es cierto que según en qué asignaturas es más fácil que en otras emplear dinámicas más creativas, pero creo que la mejor manera de aprender es mediante la manipulación porque si no eres capaz de aplicar lo que has aprendido al final lo olvidas.

Mi planteamiento inicial era hacer dos pequeñas actividades a partir de una bola de plastilina: 

  1. Con la mitad de la bola hacer un cuenco y con la otra mitad hacer una serpiente.
  2. Con la bola entera y por grupos, cada uno empezaría a hacer su propia escultura (pensada previamente) mientras escuchan una canción y cuando cambiase la canción debían pasar la plastilina y la cartulina al compañero de la derecha quien tenía que continuar elaborando la escultura de su compañero. Se necesitan tantas canciones como personas haya en el grupo de modo que a cada uno le llegase su plastilina inicial. Cuando recibiesen la suya, tenían tiempo suficiente de terminar su escultura.
  3. Con la bola entera y con partes de otras plastilinas de otros colores hacer una escultura, o bien por parejas o bien por grupo, para posteriormente endurecerlo con cola blanca y que lo tuviesen de recuerdo. 


Pero claro, la magia del directo hace que los planes no hayan sido esos, sino otros muy distintos.

  1. Prefería que los grupos los formaran ellos mismos pero siguiendo un orden (tenían que formar 3 grupos de 6 y 1 grupo de 7 y en cada grupo debía haber un mínimo de 2 chicos y un máximo de 3). Pero la profesora me dijo que no y se pusieron por cercanía.
  2. Pese a que tuve una hora y media para hacer las actividades, una no dio tiempo porque en más de una ocasión me enfadé. Suelo tener paciencia y no me importa que hablen mientras realizan las actividades, pero llegó un momento en que era insostenible el bullicio que estaban montando y como no me gusta gritar, porque pienso que no sirve para nada, me puse a recoger las cartulinas y las plastilinas sin decirles nada, tampoco hacía falta decirlo porque les dije que no estaba dispuesta a gritar al principio de la sesión. La primera vez que me enfadé solo recogí las cartulinas y la profesora les dijo que si estaban 3 minutos callados seguía con la actividad y sino se acababa. La segunda vez les quité todo: cartulinas, plastilina y utensilios para decorar. ¿Lo bueno? Mientras lo hacía estaban callados. ¿Lo malo? Al rato estaban otra vez igual. 
  3. En la primera actividad estuvieron más tranquilos (ejem) pero en la segunda, como no estaba dispuesta a subir la música, el bullicio fue a más. Menos mal que no puse la música en el ordenador porque sé que hubiera terminado muy alta y los demás gritando por encima de ella. Ahora que lo pienso no debería haberlo hecho así porque esa actividad sin música no tenía sentido, pero se me ocurrió decirles la frase de "Plastilina a la cartulina" cuando cambiaba de canción porque no lo oían. 
  4. La segunda vez que me enfadé, como estuve como 5 minutos sin hablar recogiendo las plastilinas y las cartulinas, aproveché para enseñarles lo que había hecho yo en una actividad similar que hice en la asignatura de la carrera, Lenguaje Plástico y Visual. No les dije nada, simplemente la dejé encima de la mesa junto con las plastilinas y las cartulinas. Después de hablar con ellos tranquilamente llegamos al acuerdo de que ellos se callaban y les devolvía el material para hacer la segunda actividad. 
  5. Para ellos, la actividad era una sorpresa porque solo sabían que la semana les había pedido que me dijera una canción cada uno, sin saber si quiera para qué era. Aunque no se escuchaba para todos, salvo en dos ocasiones que se callaron completamente, fui pasando el móvil para que escucharan la canción, sobre todo aquellos que me dijeron que la pusiera.
En post anteriores había explicitado la vinculación que quería hacer entre el análisis que he estado realizando estas semanas sobre el desarrollo moral con el respeto. En la segunda actividad, al dar sentido a algo que no es suyo, quería que trabajasen el respeto y la manera en la que ellos se tratan en clase. Durante la actividad, ninguno se quejó de lo que le había hecho el compañero, simplemente se había limitado a dar sentido a esa escultura. En clase, están acostumbrados a chivarse de que fulanito está haciendo tal cosa que no debería hacer y al interrumpir la clase hace que se centre la atención de toda la clase en ese asunto. 

Sigo pensando que trabajar en valores es tan básico como leer y escribir. Es más se espera que se tengan valores sin enseñarles de manera explícita por qué tienen que actuar así.

Los conflictos que han ido apareciendo en estas 5 semanas van encaminados al respeto. Es decir, si tú faltas el respeto a otro es justo que te falten el respeto. Una de las definiciones de justicia era una situación de venganza, como si vengarse de alguien fuera algo justo. Ojo por ojo y el mundo acabará tuerto.

Pese a que las cosas no han salido como esperaba, hubiera sido mucho peor no prepararme la sesión. En la segunda parte, el grupo entero se ha autogestionado el silencio algo que creo que es básico. Considero que los conflictos internos de la clase vienen porque los niños no consideran que la clase son todos, sino que hay grupos diferentes y eso hace que no tengan concepto de grupo en el que todos ellos están aunque no quieran.

No quise hacer la tercera actividad porque  pienso que lo bueno de la plastilina es que se pueden crear infinidad de figuras y no te manchas, por lo que endurecerla con cola, además de un engorro, impedía que le pudieran dar otras formas que ellos quisieran. 


La semana que viene pensaré algo para hacer con ellos de plástica, no sé todavía qué. Seguramente utilice la música de hoy, pero de manera diferente. Lo mejor de las prácticas, sin duda es todo lo que aprendes y la manera en la que organizas en función de lo que va pasando. Para mí, la capacidad de adaptación en la docencia es básico porque nada sale como lo planeas, o si sale es preocupante. 

Lo peor de las prácticas es la despedida, tanto para ellos como para nosotras. Sinceramente, pienso que dónde se aprende a enseñar es en la escuela enseñando. Puedes leerte muchos libros, artículos, revistas, investigaciones, etc... sobre educación pero nada es comparable a estar en el aula.




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