26 de mayo de 2015

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... su manera de relacionarse, de ser extrovertida, de ser ella misma pasaron a un segundo plano. Se convirtió en una persona muy introvertida, muy tímida, muy pendiente de su familia, muy dependiente de su familia.

Ya han pasado casi 10 años desde que pasó y aunque ya no soy una niña se ha convertido en una situación difícil de asimilar no por el hecho de volver a ser yo, de conocerme, de valorarme, de considerarme como persona, sino por las repercusiones que tuvo en mi familia, en mi madre.

A día de hoy, sigue guardando las conversaciones escritas, no entiendo el motivo, supongo que queriendo saber por qué no dije nada en su momento, por qué no pedí ayuda.

La respuesta es bien sencilla, cuando te planteas decírselo a alguien, te preguntas ¿Por qué a mí? Si alguien acosa de ti (a nivel psicológico y económico en mi caso), es porque te considera débil e inferior respecto de ella. Lo que no quiere decir que lo seas, pero te lo crees.

Terminas dependiendo de la opinión de esa persona, de lo que considera que eres para  construirte tú la identidad que la otra persona consideras que tienes. 

Para mí, el dinero es papel mojado pero el daño a nivel psicológico es complicado de reparar y más si no lo cuentas, si eres tú misma la que acarreas con todo el peso al convertirte en algo que verdaderamente no eres tú. 

Llegó un momento en el que consideraba que no me merecía ser tratada así, que quise buscar ayuda pero el considerar que decírselo a mis padres sería defraudarles me echó para atrás.

Lo que no llego a entender de toda esta historia es cómo tuvo la poca vergüenza el profesor de decir que no podía estar pendiente de todos los alumnos. 

La poca experiencia que tengo como profesora me dice que no hace falta estar pendiente de todos para saber lo que ocurre o deja de ocurrir. Otra cosa es que no quieras hacer nada para remediarlo. Mirar para otro lado es muy fácil pero ese tipo de situaciones no pueden pasarse por alto, no son situaciones pasajeras. Son situaciones de verdadera angustia para los que lo sufren y que piden ayuda de maneras muy sutiles. 

Lamentablemente, los finales en los casos de bullying no terminan siempre con final "feliz" porque no hay dos personas iguales, ni dos casos iguales. 

Haber sufrido bullying no es ni algo por lo que enorgullecerse ni por lo que sentirse culpable. Hay experiencias que te enseñan más que otras de las que te gusta contar o te gusta ocultar pero no deja de ser una experiencia. Decirlo no es una señal de debilidad, sino de fortaleza y valentía aunque sé lo duro que es.

Si algo tengo claro después de estos 9 años es que NADIE es más que NADIE, ni el dinero ni el poder son más importantes que las personas. 

2 comentarios:

  1. Vaya... gracias por compartir esta experiencia. Aquí sí me dejas sin palabras. Creo que el paso más importante para desprenderse de algo, o al menos empezar a elaborarlo, a organizarlo, a manejarlo, a objetivarlo, a comprenderlo, a superarlo, es contándolo, compartiéndolo.

    Al mismo tiempo es lo más difícil, por todos los miedos que suele y puede haber alrededor.

    En todo caso, gracias por compartirlo. Es un regalo que nos das.

    Un abrazo

    Alejandro

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  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo, lo peor de todo es contarlo, expresarlo por el miedo que sientes.

    Pero es una manera de conocerse a uno mismo, de saber cómo somos y cómo queremos ser. De todo se aprende y todo se puede superar.

    Gracias por comentar ;)

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