19 de noviembre de 2013

Romper barreras desafiando a los estereotipos

Posiblemente, la barrera de aprendizaje más sólida y flexible a la vez sea mediante los estereotipos, es decir,  características que aplicamos a la gente, la mayoría centradas en una única cualidad. 

Es sólida en cuanto a la concepción, es decir, podemos considerar que una niña es tímida y relacionar o condicionar su relación con los demás a dicha característica, limitando su socialización o haciéndola pensar que tiene un problema que en realidad no tiene. Pero por otro lado, es flexible porque no para todos un mismo comportamiento o un comportamiento puntual significa una característica. Depende del punto de vista que tengas. 

Quiero decir, etiquetar es algo que solemos hacer normalmente con más o menos soltura, pero eso no implica que una persona solo tenga esa caracterísitica. La vida sería muy aburrida si fuera así, además de aburrida. 

Gracias a la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner sabemos que no todos aprendemos de las mismas formas, ni con los mismos métodos, sino que cada uno tiene unas ciertas capacidades que condicionan su forma de aprender. Pero eso no implica que le impida aprender como el resto de niños.

En la variedad está el gusto y todos, por suerte, no tenemos los mismos. Pero aunque parezca muy bonito a simple vista, es un proceso complicado de aplicar, en el sentido de cómo enseñar a los alumnos o cómo adaptarse a cada uno de ellos. 

La posición más cómoda es que el profesor se limita a explicar el temario correspondiente, pero no le importa, o parece importarle en primera instancia, que los alumnos aprendan, pero que en el examen si los suspensos son elevados, lo más seguro es que tire balones fuera, culpando a los alumnos. 

En cambio, si se presentara la misma situación a otro profesor, con una visión totalmente distinta a la del anterior profesor, seguramente desde un principio se intererese de donde parten los alumnos, es decir, qué saben sobre el tema, si les gusta, si les cuesta, si creen que servirá para algo. En el problema de los suspensos en el examen, lo más seguro es que realice una tutoría con los alumnos implicados y a partir de ahí plantear soluciones conjuntas, implicándose el mismo profesor en la resolución porque considera que los problemas pueden ser causados por él. 

Personalmente, no creo que la solución  del problema sea exclusiva del alumno, ya que hay muchos aspectos del contexto y del entorno que condicionan los problemas. Puede que sea solo un caso puntual o que debido a problemas familiares o de aula o de grupo se haya producido el problema o que el problema sea entre la relación entre profesor y alumno o del propio profesor.

La etiquetación es la base de la diferencia entre estos dos profesores; mientras que el primero considera que los alumnos suspensos  es porque los considera como alumnos "especiales", el segundo no considera que los alumnos tengan una única característica , sino que considera que cada uno tiene su forma de aprender y un contexto que lo condiciona, algo que ni si quiera tiene en cuenta el primero.

Uno de los problemas que genera trabajar en grupo, aparte de tener distintas acepciones que cada uno tenga de trabajar en grupo, es la distribución de tareas, es decir, cuando llevas trabajando cierto tiempo con un grupo, se sabe quién es bueno en cada una de las tareas, pero eso no implica que cada uno haga su parte del trabajo. Por ejemplo, si en el trabajo tengo que exponer, según lo que entiendo por trabajo en grupo, no me tengo que limitar exclusivamente a ello. 

Para mí trabajar en grupo significa aprender de forma conjunta de tal forma que todos aprendemos de todos. Es mucho más productivo, a mi parecer, que cada uno de forma individual haga una parte del trabajo. 

Entonces, ¿para qué es importante romper las barreras de los estereotipos? 

Una de las preguntas clave de FPAD reside precisamente en esto, es decir, atender a la diversidad es un derecho que todos tenemos reconocido, aunque no siempre se cumpla. Atender a la diversidad también implica inclusión, es decir, no basta solo con integrar a los alumnos sino que se debe ir más allá, aunque el camino sea angosto. Al igual que tiene que ver con la calidad educativa, es decir, igualdad en educación.

Una persona no puede cambiar el mundo, pero los cambios no se producen con un chasquido de dedos, sino que es preciso seguir una serie de pasos y darle un tiempo para que se produzca. Los cambios sociales son mucho más lentos porque librarse de costumbres aferradas a una cultura concreta significa evolucionar y eso requiere su tiempo. 


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