7 de noviembre de 2013

Programa Compañeros

No recuerdo exactamente cuándo nos propusieron este proyecto en clase de FPAD, pero  el caso es que me llamó la atención desde un principio. No sólo por el objetivo que tenía sino también por la forma de hacerlo, los medios que se utilizaban. 

Este proyecto se presenta conjuntamente con el Proyecto de Mentoría, y pese a tener objetivos parecidos, a mi parecer mucho más completo este último, preferí apuntarme al de Compañeros ya que me parece una forma más informal de llegar a un mismo o similar objetivo; la ayuda entre iguales.

En las últimas 3 o 4 semanas se realizaron unas jornadas de formación, alguna de las cuales se realizaron conjuntamente para ambos proyectos y otros exclusivamente para el de Compañeros.

Los perfiles que se busca en cada uno de los proyectos es muy similar ya que se necesitan ciertas competencias o características personales como ser reflexivo/a, humildad, tener la capacidad de obtener información o feedback, responsabilidad, escucha, facilitador/a, credibilidad y confianza.

En cada uno de los talleres o sesiones tuvimos en cuenta al menos una de ellas. Comenzamos con la función de facilitador/a que se encarga de reflexionar sobre lo aprendido y que supone un gran desafío. Confiar en alguien que apenas conoces (o que conoces) puede resultar una tarea difícil ero para ello ambas partes necesitan establecer los límites de dicha confianza. 

Existe una cierta zona de confort en la que nos encontramos de forma natural, donde estamos tranquilos y donde tenemos cierto apego a nuestro status quo. En una esfera que incluye la zona de confort de encuentra la zona de aprendizaje a la que se accede mediante un estímulo, evitando los obstáculos como los miedos o las excusas. Por último, e incluyendo a las dos anteriores está la zona de ansiedad donde la incertidumbre o el qué pasaría si..., mantiene una relación muy estrecha y finita con la zona inferior (zona de aprendizaje).

Todo aprendizaje supone un reto o un desafío para quién aprende y el qué se aprende y el cómo se aprende supone cierta incertidumbre para el aprendiz. Quizá en contenidos teóricos no se tenga tanto miedo por aprender pero cuando se trata de uno mismo el miedo aumenta y las excusas para llegar a la zona de aprendizaje también se eleva. Pero no deja de ser un desarrollo del aprendiz y él mismo es el que se debe dar cuenta de ello. 

Es importante para ello no dar lecciones del estilo "Yo lo que haría sería..." porque si se equivoca en esa actitud o acción no es culpa suya sino tuya, ya que tomaste responsabilidades que no debiste asumir.

Una propuesta que nos sugirieron para organizar las sesiones consiste en pasar por las etapas de preparación, negociación, ejecución y cierre. En la primera etapa, se recoge la información recíproca mostrando los intereses y los objetivos que se desean alcanzar. A continuación, se establecer normas formales para llegar a dicho objetivo, para posteriormente llevarlo a cabo. Finalmente se reflexiona sobre eso. 

Sin embargo, pueden estar presentes diversos problemas tanto para los mentores como para os mentorizados. Los mentores actúan bajo presión, el ego puede jugarles malas pasadas (de ahí la importancia de la humildad), falta de integridad o credibilidad, confusión de roles y desequilibrio de habilidades. Por otra parte, los mentorizados, suelen presentar poca madurez, poca autodisciplina y no aceptan los feedbacks.

Los procesos de orientación, personalmente creo que son los más importantes y donde tenemos que mantener nuestro rol bien interiorizado para llevarlo a cabo correctamente. También entre en juego la confianza, ya sea hacia uno mismo o hacia los demás. Para entender mejor los procesos de orientación realizamos un juego de roles en el que por parejas de 3, uno de encargaba de responder a otro  sobre las experiencias del uno, mientras que un tercero observaba dicha conversación sin poder preguntar.

Esta dinámica ya la hice el año pasado pero no enfocada desde este punto de vista. Como todos pasamos por los tres roles, las experiencias o el feedback recibido era distinto en los 3 casos ya que dependía de tu experiencias anteriores. Por ejemplo, al principio preguntador y preguntado mantenían una relación más personalizada, pero en el momento en que se cambiaban los roles y uno de ellos pasaba a ser observador, la conversación pasaba de ser entre preguntador y preguntado a incluir al observador. 

No sé si era un objetivo del juego de roles pero considero que es algo inevitable y normal, por muy poco que hayas mantenido una conversación con una persona. Esto ocurre cuando no conoces a ninguna de las personas nuevas ya que si las conoces, la "gracia" del juego se pierde. 

Hasta aquí fue una formación conjunta con el Proyecto Mentor y desde aquí fue una formación específica para el Programa Compañeros.



La base del Programa Compañeros es la ayuda entre iguales, es decir, entre estudiantes como una mediación universitaria que se focaliza en el apoyo emocional, por lo tanto la característica que debe primar es la CONFIDENCIALIDAD. 

Además, realizamos talleres para experimentar "casos reales" para ponernos en situación o las posibles situaciones que se nos van a presentar. En estos talleres la importancia recae en lo que debemos y en lo que no debemos hacer o expresarnos de manera que estemos a la misma altura, así como el tipo de preguntas.

Personalmente, y habiéndolo llevado a la práctica aunque sea escasamente, considero que es una experiencia bonita en el sentido de que forma parte de la formación de los docentes y que todos en un momento dado hemos hecho, aunque no sea correctamente. Los profesores sí que son un cierto apoyo para los estudiantes pero hasta cierto punto, el rol que se pretende que tenga un "compañero" está a medio camino entre profesor y compañero de clase o amigo.

Es un proyecto piloto en la universidad y posiblemente donde tenga más cabida es magisterio. 


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