14 de abril de 2016

Es que los profesores...

El martes, cuando estaba dando clases particulares, tuve una conversación muy interesante con mi niña. Era curioso porque no era la primera vez que se quejaba de un profesor por la manera en la que trataba a los alumnos, pero no fue eso lo que me llamó la atención.

Los primeros minutos de la clase son más relajados y menos académicos, lo que nos permite cierto margen para comenzar por donde deseemos en función de lo que queramos hacer ese día. Las clases suelen estar orientadas por los deberes que tenga o los exámenes próximos. 

Pero el martes fue diferente. El estado de ánimo de mi niña era distinto y buscaba tranquilizarse. Por lo que entendí estaba enfadada con su nuevo profesor de plástica (debe ser que el otro profesor está de baja hasta final de curso) porque cuando le preguntaba una duda les contestaba "borde" y había sido "seco" tanto con ella como con su mejor amiga.

Al principio de la conversación el enfado estaba focalizado en ese profesor, pero conforme pasaron los minutos, el enfado fue expandiéndose hacia otros profesores. 

Lo que me llamó la atención es que le daba más importancia al hecho de que ese profesor no se comportase como debería, al comportamiento de los alumnos en ese caso. 

Nunca he estado en una clase de instituto o de universidad, al menos desde una perspectiva intermedia entre profesora-alumna ni mucho menos de profesora. 

Una de las preguntas que más gracia me hizo de mi niña fue que si cuando estaba en el instituto las clases eran así. Intuyo que se refería tanto  los profesores como a los alumnos, aunque no explicitara el comportamiento de los alumnos. Esa pregunta me recordó a lo que me llevan diciendo todos los años desde que empecé el instituto, incluso en la universidad: "Sois la peor clase que he tenido nunca". 

Me encuentro relativamente cómoda en la perspectiva intermedia porque no me considero profesora pero sí me considero alumna. Creo que para ser profesora se necesita ver la clase, la asignatura, a los alumnos y a mí misma desde cierta perspectiva, necesitas objetivar y observar lo que sucede desde una posición que te permita diferenciarte de lo que está ocurriendo, incluso de ti misma. 

Esto es fácil, o al menos asequible, pero cuando tienen 25 alumnos o casi 100, es muy difícil poder tener en cuenta estos aspectos. Al menos tienes que estar muy sensibilizada y acostumbrada a notarlo y a gestionarlo.  


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