9 de diciembre de 2014

Encuesta docente



Una de las herramientas más poderosas que tenemos los estudiantes de la universidad, que considero que tendría que generalizarse a las demás etapas educativas, es la encuesta docente, en la que mostramos nuestro grado de participación y evaluamos a los profesores.

La evaluación no es unidireccional, es decir, no solo los profesores evalúan a los alumnos, sino que el hecho de que los alumnos puedan evaluar a los profesores es igual de importante. No hacerlo sería contraproducente para la docencia ya que se consideraría a los profesores como “Dioses” que están en poder de la Verdad y no pueden ser evaluados.

El otro día, no sé cuándo, estaba viendo un capítulo de “Cómo conocí a vuestra madre” en el que el protagonista, profesor de universidad novato, encuentra un foro de sus alumnos en el que le evalúan. Lo que más le molestaba al protagonista no era el hecho de haber recibido 60 opiniones muy buenas sino el motivo por el cuál uno de sus alumnos le consideraba mal profesor. No encontré la parte del capitulo en el que especifica su insatisfacción, pero el vídeo que se desglosa en el enlace muestra las dudas que le surgen a la hora de ser un tipo de profesor u otro.

Evaluar es un proceso de mediante el cual se califica numéricamente los conocimientos que has ido aprendiendo o enseñando en un periodo de tiempo. Tanto lo que se enseña como lo que se aprende debe ser evaluado, en mi opinión con demasiada rapidez, sobre todo porque considero que saber algo no significa haberlo aprendido necesariamente, sino que puede ser un simple proceso de recordar lo que se ha memorizado.

Enseñar y aprender es mucho más complejo que memorizar. Para enseñar y para aprender necesitas comprender, mientras que para memorizar no te hace falta. Te acuerdas porque te lo sabes de memoria pero si no te cuestionas por qué es así no lo has aprendido del todo, o al menos para mí no es un proceso de aprendizaje.

Volviendo al tema de cómo los profesores pueden interpretar ser evaluados, considero que es elemental y está estrechamente relacionado con la identidad docente y lo que se considera incidente crítico, es decir, aquellas situaciones que con las que no cuentan los profesores ya sea dentro o fuera del aula.

De manera más o menos consciente, nos evaluamos continuamente y evaluamos a los demás, quizá de manera mucho más explícita. No es un proceso difícil, pero justificar dicha evaluación sí que lo es, sobre todo porque recibes influencia de los demás y eso afecta a la evaluación que tú mismo tienes sobre una tercera persona o sobre ti mismo.

Es decir, la forma en la que nos influye o no, nos replanteamos nuestra manera de enseñar o aprender o no, afectará a un cambio o no. Si no consideramos que es nuestra culpa un determinado hecho no vamos a cambiar o quizá no cambias porque se ha producido un cambio que no tenía en cuenta.

Todo esto viene a que acabo de realizar la encuesta docente de este cuatrimestre porque considero es un recurso que tenemos los alumnos acerca de los profesores, de evaluarles, independientemente de que sea de manera anónima, sin tener en cuenta la menara en la que nos evalúan a nosotros.


Para mí, realizar la encuesta antes de saber la nota que tengo en las asignaturas es esencial porque mi evaluación hacia ellos es independiente de la nota que tenga, bastantes influencias tengo ya a la hora de realizar la encuesta. Es complicado ser totalmente objetivo en este tipo de encuestas y para  mí, es donde reside el rasgo distintivo del cuestionario, sobre todo porque han pasado demasiadas cosas durante estos meses como para pasarlas por alto, ya sea por tu experiencia personal como la que han tenido los compañeros. 

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