3 de diciembre de 2014

Debate entre yo y yo misma

En este momento del cuatrimestre, estoy tan saturada de exposiciones y trabajos que una parte de mí no quiere hacer nada porque está cansada y la otra solo piensa “un empujoncito más y no podrás tener tiempo libre en vacaciones porque tendrás que estudiar”. Puede resultar gracioso pero no lo es, al menos en este momento para mí.

Como puedo permitirme el lujo de perder tiempo, porque total mañana solo tengo que hacer una exposición (que no me sé mi parte), todo el papeleo de la beca de iniciación a la investigación (que alguien ya sabía el resultado pero no me lo quiso decir) e, si me quedan fuerzas, ir al gimnasio, aquí estoy, debatiendo conmigo misma sobre hacer un trabajo que tengo que entregar la semana que viene o no.

En sí el trabajo no es complicado, de hecho lo tengo pensado, pero tenía tantas ganas de escribir algo que no esté relacionado con la universidad.

Tengo la sensación de no desconectar de la rutina, de estar haciendo siempre lo mismo una y otra vez. No tengo tiempo de reflexionar sobre lo que hago, simplemente me limito a hacerlo, sin cuestionarlo demasiado.

Curiosamente reflexiono más o focalizo más la atención en aspectos que no tienen nada que ver con las asignaturas de este cuatrimestre. Soy  consciente de que estoy desmotivada  pero también sé que si quiero conseguir la carrera tengo que aprobar 3º y 4º, y que tengo que rendir más que los años anteriores por el hecho de que no me gustan las asignaturas, salvo plástica. Sin olvidarme, claro está, de historia del cuatrimestre que viene. Eso sí que va a ser divertido.

No me gusta escribir cuando estoy enfada por el hecho de que luego me enfado conmigo misma porque no tenía que haberlo escrito. No es que considere el hecho de escribir como algo negativo, sino que estar en un estado de ánimo determinado me hace escribir de una manera distinta a la que estoy acostumbrada.

El estar desmotivada hace que escriba menos en el blog, algo que considero que es esencial en el proceso de aprendizaje, hasta cierto punto. Aunque no escriba en el blog, hay asignaturas como literatura práctica en la que el poder reflexivo es mayor y puedo indagar más sobre los temas que se tratan. Pero no todas las asignaturas son así.

Para mí, la motivación lo es todo ya que condiciona tu manera de percibir o de interpretar lo que haces, la manera en la que lo haces, la forma en la que te relacionas con los demás, tomarte las cosas más o menos bien, tener una visión positiva de lo que ocurre a tu alrededor y de ti misma, incluso llegas a plantearte si en realidad merece la pena tanto esfuerzo para conseguir algo inalcanzable o difícil de alcanzar.


La semana pasada fui a una conferencia de Miguel Ángel Santos Guerra que se celebró en la facultad de educación por motivo de la fiesta del patrón de la facultad. Ya había acudido a un conferencia suya, en el VII EIDU realizado en 2013, pero en esa ocasión no pude estar presente en la conferencia entera. Contó muchas fábulas, todas y cada una de ellas a cuál más interesante, pero me quedo con una frase que dijo casi al finalizar: 

“Sólo a los peces muertos  les arrastra la corriente”.

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