19 de diciembre de 2013

Mi primer último día

Parece mentira pero ya pasaron 4 semanas y con ellas los nervios desde el primer al último día, salir de casa a las 8:40 y llegar a las 8:43 y con un 100% de batería y llegar a casa con 98%. También recordaré los recreos, los comentarios de 6º y de 4º, las preguntas que muchas veces ellos se contestaban y mis poderes sobre naturales con el power point que los dejaban sin palabras. 

Cuando nos quisimos dar cuenta este cuatrimestre, ya eran mediados de noviembre y en una semana comenzábamos las prácticas. Lo bueno o malo de esto, según como se quiera considerar, es que no tienes tiempo de descansar. Me resulta curioso porque una semana estás recibiendo clases y a la semana siguiente estás viendo como reciben clases y pisando con cautela, al menos yo, dando los primeros pasos dando clase.

Durante este tiempo, pude ver cómo enseñar Conocimiento del Medio o Lengua y posiblemente me sea muy valioso pero si de algo me he dado cuenta en las prácticas es que estuve más pendiente de cómo aprendían o cómo razonaban los niños. 

En este ámbito, no sé si me quedaría con los de 4º o los de 6º no solo por la diferencia de edad sino que se puede observar las diferencias que hay y que habrá cuando los de 4º lleguen a 6º en comparación con los que están actualmente en 6º. Es cierto que estoy con los de 4º en Lengua y con los de 6º en muchas más asignaturas y en éstos últimos el grado de responsabilidad no es el mismo, ni el  de madurez emocional e intelectual. 

Pese a pasar menos tiempo con los de 4º, ellos fueron los que me hicieron recordar por qué el año pasado me gustaba tanto la universidad. Los conceptos de conservación y reversibilidad quedan bien definidos en las clases, posiblemente porque la asimilación y la acomodación tampoco lo estén. Pero es fantástico, al menos para mí, ver explícitamente como en la mayoría de los casos porque ellos mismos se corregían o les corregían los compañeros buscan la solución. 

Comparando los dos cursos también me acuerdo de Kolhberg, que me acabo de dar cuenta después de 20 minutos buscando por el blog que no lo actualicé, y aunque es un hecho que me hace bastante gracia porque cuando la profesora pregunta contestan todos a la vez. Aunque la profesora se esfuerza en establecer una serie de normas para que todos se puedan oír, cuando la profesora pregunta a la clase o a algún niño en particular todos contestan en conjunto. Posiblemente estén pasando de un nivel preconvencional de individualismo al superior, es decir, al nivel convencional donde priman los intereses del grupo.  En este caso, el interés de los niños es que puedan dar su opinión o resolver un ejercicio. 

En cambio, los de 6º parece que pasaron esa etapa y se encuentran en el nivel convencional a medio camino de las normas abstractas, entendiendo las normas del centro educativo en cuestión. En el centro hay una serie de normas pero en ciertas aulas, las normas cambian. Por ejemplo, en clase tiene una serie de normas que no tienen en otras clases. Aunque el grado de abstracción sea diferente en cada uno de ellos porque no todo el grupo se encuentra en el mismo nivel. 

Precisamente hoy recordé mucho una de las clases de PDD de las que sabía que no me iba a olvidar fácilmente. Cuando comenzamos a ver los conceptos de asimilación y acomodación, vimos un fragmento de una serie en la que el protagonista quería cambiar porque estaba harto de su vida hasta ese momento y decide cambiar el almuerzo de todos los días por justo lo contrario. No recuerdo muy bien el motivo pero un amigo suyo le dice que lo contrario a lo que comía normalmente no era lo que había elegido sino el salmón. Entonces el protagonista dice “¡Bien por el salmón!”. El caso es que estando en la última clase de lengua estaban dando el tema de los contrarios y una chica contestó que la palabra que buscaba era “contracorriente” a lo que la profesora contestó “Por ejemplo, el salmón”. Escrito queda muy absurdo y lo cierto es que lo es pero me hizo una gracia. 

En estos últimos días los recreos suelo estar en la sala de profesores y me llevé una sorpresa al venir dos niñas de 4º y pedirme que saliera. Me hicieron dos postales de navidad y me pidieron que volviera, como me había despedido previamente les dije que en enero nos veríamos.

Nunca se me dio bien despedirme y estaba como para robar panderetas, como diría mi abuela. Para romper un poco el hielo, me empezaron a hacer preguntas y poco a poco me fui soltando. Los de 4º fueron más preguntones y más puntillosos que los de 6º. Curiosamente, el año pasado una de las dudas que tenía en PDD era que no comprendía el tema de objeto y sujeto que en su momento no comprendía ni aunque me lo explicaran dos veces pero que con el paso del tiempo llegué a entender. Digo esto porque me sentí como el profesor al que pregunté. Intentaban responderles pero hay cosas que no dependen de mí. Por ejemplo, cuando me decían si iba a ser profe en el cole. Es difícil de comprender que estoy en prácticas y que solo voy a estar en un corto periodo de tiempo, tanto para mí como para ellos. Otra cosa que me dijeron fue “¿Tan mal nos hemos portado que ya te quieres ir?”.

Me llevo una de las mejores experiencias de mi vida, tanto para bien como para mal y creo es que donde mejor se aprende a ser profesor. En cierto modo, si no hubiera sabido aspectos tan relevantes de pedagogía, didáctica o psicología las prácticas me hubieran servido, está claro, pero no tendría la información que tengo ahora. 


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