15 de noviembre de 2014

"¿Qué velas?"

Esta semana ha sido un tanto peculiar: el martes nos fuimos de excursión a uno pueblos de la Alcarria, el miércoles fue el cumpleaños de una amiga de la universidad y el jueves celebramos su cumpleaños.


La excursión no fue tan bonita como hubiéramos previsto ninguno, sobre todo por el mal tiempo que hizo porque el objetivo principal era observar como cambiaba el paisaje de un sitio u otro de nuestra ruta. Por suerte, la primera parada fue ver la Campiña desde la Alcarria para notar las diferencias entre los dos paisajes y como llevo casi 10 años viviendo en la Campiña ya sabía las diferencias entre ambos lugares. 



El problema vino en la segunda parada, por el chaparrón que nos cayó pero lo bueno que tuvimos es que sabíamos dónde estaba el autobús. Pero lo que más me gustó sin duda fue la tercera parada, y última, no solo por ese detalle.

Me llamó la atención porque fuimos a ver una nave de un agricultor que, 6 años atrás, había tomado la decisión de dejar de cultivar cereales para cultivar plantas aromáticas. Además hizo un comentario no muy acertado, a mi parecer, diciendo que no tenía estudios, cosa que no era cierta ya que si sabía lo que sabía sobre su trabajo era porque había estado aprendiendo durante mucho tiempo, y estoy segura de que no es un proceso que haya terminado, ni para él ni para nadie. El hecho de que no tenga un título no implica que no tenga estudios, claro que los tiene aunque no esté reconocido en una hoja de papel.

Lo que me gustó fue que “se tirara a la piscina” sin saber si iba a funcionar o no, quiero decir, cuando él tomó la decisión de montar la destilería no se imaginaba llegar tan lejos como ha llegado, o quizá sí y por eso lo hizo. Cada uno establece sus propios límites y el no intentarlo es uno de ellos, independientemente de que salga bien o salga mal.

El miércoles fue mucho más gracioso y desquiciante al mismo tiempo. Fuimos pronto a la universidad para esconder el regalo, que era voluminoso por otra parte, o al menos que la chica no lo viera de primeras. Como no teníamos velas, llamé a un amigo de clase para que las trajera pero no pudo comprarlas. El caso es que ya estaba la chica que tenía que ser sorprendida y llegó el chico al que había llamado para que comprase las velas. No fue ni una ni dos veces las que NOS preguntó a TODOS, la chica del cumpleaños incluida, que para qué queríamos las velas y SIEMPRE tenía la misma respuesta “¿Qué velas?” como diciendo cállate que está delante la del cumpleaños. Pero no se dio cuenta el chico y no teníamos forma de decirle que se callara de una vez. Hasta que otro amigo de la universidad le dijo “Para tu cumpleaños unos faros, ¿no?”, y el chico se dio cuenta, POR FIN. Por suerte, todo salió bien y le gustó la sorpresa a la chica.

Todo esto viene a que ayer seguí leyendo el libro de Harry Daniels, “Vygotsky y la pedagogía” y en uno de los apartados del capítulo 2 con el nombre “La zona del desarrollo próximo”, me acordé de lo que había pasado esta semana. Sobre todo la influencia que tiene el contexto social en los dos casos, o al menos como influyó el contexto social en ambos casos.

Me surgió la duda conforme lo leía de en qué asignatura había dado por primera vez este asunto de la ZDP, en PDD o en PDE. Ahora entiendo el motivo, el principal es que los apuntes de ambas asignaturas tienen el mismo color de hoja y el secundario, pero quizá el más importante, es que no sé si en  el momento de darlo en clase, al transcribirlo al blog o ayer mientras leía el apartado, lo vinculé con los procesos de asimilación y acomodación de PDD. Pero es un contenido de PDE viendo a Vygotsky como el máximo representante del constructivismo.

Para él, la zona de desarrollo próximo es:

                “La distancia entre el nivel actual de desarrollo determinado por la resolución independiente de problemas y el nivel de desarrollo potencial determinado por la resolución de problemas bajo la guía de un adulto o en colaboración con compañeros más capaces.”
(Vygotsky, 1978, pág. 86)

Creía que había quitado inconscientemente la palabra niño, pero no es así, aunque en este caso se centra en el proceso de aprendizaje-desarrollo del niño. Así lo creía porque para mí los procesos de enseñanza-aprendizaje no ocurren sólo en los primeros 20 años de vida, aunque estoy de acuerdo en que es el periodo donde se precisa obtener habilidades para aprender y desarrollarse, no solo en ese periodo, sino a lo largo de la vida. Pero no existe un momento en el que dices “sé todo lo que tengo que saber”, al menos yo no creo que sea así. La vida es mucho más compleja que eso, durante toda la vida aprendes de diferente forma, enseñas de manera diferente, te relacionas de manera diferente, te desarrollas de maneras diferentes, es decir, estamos continuamente cambiando y no todos lo hacemos de la misma forma, ni durante el mismo tiempo. El hecho de tener cierta edad y no ser igual que el resto no quiere decir que sepas menos que ellos.


Está claro que todos aprendemos a lo largo de la vida, independientemente de que se tenga un título oficial o no para demostrarlo.


REFERENCIAS:

- Daniels, H., Vygotsky y la pedagogía, Barcelona, Paidós, 2003.

- Vygotsky, L. S., Mind in Society: the Development of Higher Psychological Processes, edición a cargo de M. Cole, V. John-Steiner, S. Scribner y E. Souberman, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1978 (trad. cast.: El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Barcelona, Crítica, 1996)

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