5 de noviembre de 2014

¿Qué sentido le damos a lo que leemos?



Ayer, después de clase, me pasé por la biblioteca porque tenía que devolver dos libros que había cogido hacía tiempo y que no podía renovar más. Justo enfrente de donde se prestan o devuelven los libros de la biblioteca, hay una sección de “libros gratis”, que son libros que la biblioteca ofrece para aquellos que deseen.

No es la primera vez que me cojo libros de esa sección, ni será la última, aunque lo que sí me gustaría es dedicar tiempo a leerlos. Posiblemente no esté preparada conceptualmente par comprender los libros que cogí, pero que no esté preparada ahora no quiere decir que paulatinamente vaya comprendiendo o interesándome más por esos libros.

La temática es educativa, didáctica y pedagógica, libros que hace unos años me hubiesen dado igual, incluso en primero de carrera o segundo, pero que en este momento, considero esencial para mi formación, también creo que un poco influida por las lecturas que estoy realizando para profundizar en el tema que trataremos en el proyecto de investigación, al menos considero que tiene mucha relevancia para el proyecto.

El caso es que una amiga quería buscar un  libro del cual no recuerdo el título pero que tenia buena pinta, y mientras ella buscaba el libro, me puse a ojear por mi cuenta. Uno de los libros que me cogí se llama “Vygotsky y la pedagogía” de Harry Daniels. No me he leído todo lo que quisiera, pero llegué al capítulo, o mejor dicho a una parte del capítulo, 2 donde el autor explica la teoría de Vygotsky y cómo concibe la educación. La parte del capítulo se llama “La paradoja del aprendizaje”.

En él, se explica que los conceptos que utiliza Vygotsky parecen tener cierta relación entre sí formando una red conceptual. De esta forma, esta red de contenidos puede estar vinculada con la “paradoja del desarrollo” (Fodor, 1983) o la “paradoja del aprendizaje” (Bereiter”,1985) donde se aplica esta red de conocimientos al ámbito de la lectura, aunque puede ser aplicable a muchos más ámbitos.

Mientras que el primero defiende que solo se puede aprender si lo conoce previamente, el segundo considera que se espera un pensamiento novedoso por parte de los alumnos, lo que genera un problema.

Para resolverlo, el autor se basa en lo que Vygotsky denominaba “ley genética general del desarrollo cultural” (1978):

                En el desarrollo cultural del niño, cada función aparece dos veces: primero en el nivel social y después en el nivel individual: primero entre personas (nivel interpsicológico) y después dentro del niño (nivel intrapsicológico). Esto se aplica igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos. Todas las funciones superiores se originan como relaciones reales entre individuos.”
Vygotsky, 1978, pág. 57

Lo que me interesa es el rol que cumple el profesor dentro del proceso de aprender a leer desde esta perspectiva. Lo que se hace tradicionalmente es que el adulto está siempre presente o cumple un rol fundamental en los sistemas de mediación en los que los niños aprenden a leer de los expertos, pero los adultos poseen una visión del mundo influenciada por el texto, es decir, no interpreta el texto de la misma manera que lo hacen los niños, eso no implica que sea superior o inferior en cuanto a comprensión. Por lo tanto, un sistema en el que los adultos no interfieran el proceso en el cual los niños interpretan el mundo mediante los textos, sin ser mediatizado por los adultos, sería la solución al problema. 

El hecho de que el profesor no interfiera directamente en la mediación no quiere decir que no cumpla una función determinante, ya que es el encargado de fomentar un medio en el cual el niño sea capaz de participar activamente en la lectura aunque no sea capa aun de llevarlo a cabo.

Para mí, es la clave del proceso de enseñanza, es decir, que se lea mucho no quiere decir que se aprenda de aquello que se lee o que se tenga la capacidad de comprender y transcender de aquello que se lee. Pero el no leer no implica que no se entienda. Uno de los aspectos que más me llamó la atención cuando llegue a la universidad precisamente fue no utilizar libros de textos y el hecho de no seguir un libro me desconcertaba, sobre todo en algunas asignaturas como PDD. Pero sí que es cierto que tampoco tenía sentido leer algo de lo que sabíamos nada, es decir,  ¿de qué nos valía leer, si luego no comprendíamos lo que quería decir? Y si no lo comprendíamos, mucho menos podíamos transcender.  

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