Aunque precipitadamente los
incidentes puedan considerarse negativos,
lo cierto es que no son así siempre, es decir, que algo no ocurra como te
esperabas no quiere decir no puedas hacer nada para remediarlo o que no puedas
sacar aspectos positivos de dicha experiencia.
Puedes analizar una experiencia que tuvo lugar hace tiempo para
concretar las expectativas que tenías y compararlas con las que actualmente
tienes.
El título del post es de uno de
los capítulos del libro de Tom Ravenette
que lleva por título “El constructivismo en la psicología educativa”. Es la
segunda vez que me pasa con el mismo profesor estar buscando información sobe
un determinado tema y terminar descubriendo algo. La primera vez fue cuando
hice un post sobre “Secretos del corazón” pero en comparación de la segunda
creo que me adelante. Lo creo porque uno de los objetivos que teníamos que “descubrir”
tras leer el capítulo era decir cuál era la posición del autor. A lo largo del
texto se muestran numerosas maneras de trabajar partiendo de historias que se
cuentan. En cambio ahora me pasa como la anterior vez, sé lo que es pero no sé
explicarlo. Espero lograrlo antes de terminar esto.
Una creencia muy extendida es que
los psicólogos dan consejos de cómo deben hacer sus pacientes para solucionar
sus problemas. Precisamente eso es justo lo que no hacen. Si fuese así, en caso
de equivocarse el paciente las consecuencias las pagaría directamente el psicólogo
porque el paciente se limitó a aplicar la decisión del psicólogo.
Partiendo de esa situación hay
que tener en cuenta que cada uno de nosotros tenemos una serie de
interpretaciones acerca del mundo y de las distintas connotaciones que podemos
aplicar a un mismo concepto. Siempre va a existir cierta ambigüedad entre lo
que cada uno de los interlocutores interprete.
Algo que aprendí en la formación
que recibí para el Programa Compañeros es tener la capacidad de diferenciar
entre los roles que tenemos tanto dentro como fuera del propio programa, es
decir, no es lo mismo realizar un seguimiento a una persona que entablar una
conversación más allá de la pura relación ayudante-ayudado. Es como la manera
de hablar con tus amigos delante de tus padres a cuando no están tus padres.
Para mí lo más complicado de la
ayuda entre iguales reside en saber distinguir los roles que cada uno cumple y
las interpretaciones de soberanía o superioridad uno sobre otro. No solo por
parte del que necesita ayuda sino también por quien se lo aporta.
La objetividad y la empatía son
esenciales para poder trabajar correctamente. El hecho de ponerte en el lugar
de otro te hace sentir o pensar cómo debes formular las preguntas o qué
preguntas debes formular. Los silencios son muy valiosos y no deben
considerarse negativos ya que es una forma de organizar información y
autogestionarse emocionalmente
Proporcionar ayuda no está reñido
con aconsejar, es decir, hay veces que no se busca una solución sino ser
escuchados y librarse de esa ansiedad o estrés que puede provocar la situación.
Lo que sí se puede hacer es inducir o ayudar al propio cliente a llegar a sus
propias conclusiones sin necesidad de aconsejar, es decir, ayudarle a buscar
soluciones al problema de manera autónoma.
Lo más importante es que las
decisiones las tome el cliente con la ayuda, no con el consejo, del psicólogo o
del mediador.
Que algo sea bueno para ti no quiere decir que
sea bueno para los demás, es decir, que tu actúes de una determinada forma no
quiere decir que sea la correcta. Solo tú puedes decidir lo que vas a hacer.
Molesta mucho hacer algo porque
te obliguen o aconsejen. Por ejemplo, hace poco estaba jugando con mi hermano,
mi cuñada y mi madre a las cartas. Al principio no íbamos por dinero pero mi
hermano lo propuso y como no perdía demasiado decidimos que jugar a dinero. Cuál
fue mi suerte que empecé a perder y mi hermano a ganar. Él terminó con 10€ míos
y yo muy enfadada, no solo por perder el
dinero sino porque había sido una imposición. Si hubiera salido de mí le hecho
de dar dinero a quien ganara no me hubiera molestado tanto, o al menos las
culpas serían mías, pero como no fue así, la culpa de que yo perdiera dinero
fue mi hermano.
La forma de trabajar que tiene
Tom Ravenette ante la situación planteada por su aprendiz es mediante la Teoría
de Constructos Personales (TPC). Es una teoría desarrollada por George Kelly (1995/1991:2001)
en la que se considera que el significado que atribuimos a las experiencias es
resultado de una construcción personal.
Tomando la TPC como referencia
Tom Ravenette lo aplicó a psicoterapia con niños y adolescentes cuyos objetivos
principales son: evaluar las construcciones mediante la que los niños dan
sentido a sí mismos y a los demás y facilitar que el niño descubra nuevos
significados personales que le sean útiles y le permitan sentirse mejor.
Dicho de otro modo, NO ACONSEJAR.
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