En
la segunda sesión de la charla de un economista en didáctica, ampliamos la
importancia de la educación desde el punto de vista económico, lo que se
denomina capital humano. Pero no importante no es "que" sino "como"
se administra la educación, es decir, capital social. Dicho de otra manera, es
más importante el contexto en el que se realiza la educación que la educación
en sí.
El
capital social, por su parte, es medible, observable (al tratarse de un
conjunto de red, es decir, la familia los amigos, los profesores, etc...), es
decir, el número de grupos que nos considerados miembros. Pertenecemos a
un grupo determinado ya que compartes con ellos unos valores. Al permanecer a
un determinado grupo y no a otro, recibo un beneficio y de esta forma medimos
el dinero. No solo me beneficia a mí sino a un colectivo, en el caso de la
educación, al país.
La
rentabilidad que se obtiene es individual (evita los costes y ayuda a ampliar
el abanico de oportunidades) y social, ya que la presencia y la participación
de los grupos genera CONFIANZA.
A
su vez, esta confianza, limita nuestra libertad y son excluyentes ya que
discrimina a los que no pertenecen al grupo.
Por
ejemplo, cuando decides que tus hijos vayan a un determinado colegio, les estás
inculcando unos valores determinados. Los padres tienen la libertad de elegir
el colegio donde vayan a ir sus hijos. De esta forma, van a discriminar a los
amigos que no vayan a ese determinado colegio.
Otro ejemplo que es más claro si cabe, los hinchas de
un equipo de fútbol, baloncesto o cualquier deporte. Cada uno es libre de
elegir el equipo que desea apoyar y los limita a pensar de una manera concreta
y excluyen y critican a los que son del equipo contrario.
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