Cuando
me enteré este cursillo, reconozco que estaba muy entusiasmada y expectante de
que comenzara, pero conforme se iba acercando el día de empezar, me fue
entrando el nerviosismo y la intriga de si en realidad me iba a servir de
algo esta experiencia o no. Pensé que me iba a ayudar en cierta manera no tanto
a nivel individual sino para comprender más el aprendizaje.
Luego
caí en la cuenta del título y los nervios aumentaron, porque de pequeña
investigaba todo, no tenía miedo y hacía cosas que no eran muy normales con
cierta edad. Aunque eso también me intrigaba porque quería saber si era normal
tanta investigación por mi parte o por lo contrario no tenía que haber tenido
ciertas "aventuras", por llamarlo de una manera.
En
el cursillo, me di cuenta de muchos aspectos que ocurrían a mí alrededor pero
de los que no era consciente o no eran importantes y ahora van cobrando
importancia poco a poco.
El
hecho de etiquetar una experiencia como positiva o negativa en el momento en el
que ocurre, va a condicionar entrar más o menos en detalle. Si algo es negativo
para nosotros entramos más en detalle, mientras que si es positivo no le damos
mayor importancia a los detalles. Es una manera de aprender sorprendente, al
menos a mí me lo pareció.
Tendemos,
o esa es la impresión que me da, a dar mayor importancia a cuando nos
equivocamos que cuando acertamos. Cuando acertamos damos por hecho que lo hemos
hecho bien y solo buscamos el producto final, mientras que si nos equivocamos
nos fijamos en el proceso para que la próxima vez no ocurra así. Equivocarse no
es malo, es una forma de no llegar a lo que te propones.
Una
de mis mayores preocupaciones cuando decidí seguir con magisterio y hacer
pedagogía fue precisamente eso. Si me equivoco y no valgo para eso o no me
gusta puedo buscar alternativas con las que no contaba desde un principio. Lo
que sí tengo claro después de estos días, es que hacer algo que te gusta es
ESENCIAL.
A
nivel personal, el muy importante hacer, estudiar o aprender algo que me sirva
en un futuro y que no lo vea como una obligación o algo que me impongan.
Siempre va a haber hechos que haga por obligación y encontrar lo que
verdaderamente te va a ayudar en un futuro es relativamente difícil, sobre todo
si es algo que no te gusta.
Por
ejemplo, Organización de las Instituciones Educativas, asignatura de este 2º
cuatrimestre, me resultaba complicada y NADA motivante, pero necesito aprobarla
para poder graduarme. Como la motivación tenía que salir de mí, y con lo que
oía en las reuniones del Departamento, me iba enterando de lo que trataba
la asignatura. Hacía un diario reflexivo pero no sacaba casi nada en claro,
salvo cuando llegaron los últimos temas que consideraba primordiales y estaban
más relacionados con psicología y orientación. Aunque fue complicado encontrar
lo que me motivaba, al final lo encontré y conseguí aprobar.
Otro
aspecto en el que me ayudó el cursillo es en autogestionarme, es decir, a
tranquilizarme y a gestionar mis cualidades. No subestimarme, porque muchas
veces no hago cosas no por el hecho de que no pueda, sino porque creo que no
puedo y no atrevo a hacerlo. La importancia que tiene hacer algo porque tú
quieras, quitarse los miedos (vengan de donde vengan) y sobre todo a disfrutar
del proceso de aprender, de cada experiencia y situación porque no se van a
volver a repetir.
En
resumen, me lo pasé como una enana y aprendí mucho sin darme cuenta. Esa semana
me ayudó a sacar la niña que un día fui y que de vez en cuando sale. No tengo
que tener miedo a aprender porque nadie nacemos aprendidos y cada uno aprende a
su ritmo y de experiencias distintas. Lo que consideraba un impedimento hace
unos 5 meses, la timidez, se debió de escapar hace tiempo, pero me aferraba a
ella por miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario