Últimamente no tengo tiempo de usar el ordenador para lo que quiero, siempre lo uso para hacer mis "queridos" diarios, en realidad no sé por qué hablo en plural porque siempre priorizo uno sobre los otros 2, y no dedico tiempo a lo que realmente quiero escribir.
Aunque es cierto que no escribo sobre cuestiones relacionadas directamente con la universidad, sí que escribo sobre lo que considero relevante.
Hay muchos tipos de momentos (dulces, amargos, rancios, cariñosos, relajantes, divertidos, etc...) y no siempre se está a gusto con el estado de ánimo que se tiene o con los que pasa alrededor, pero en muchas ocasiones no depende de nosotros el estado de ánimo que tengamos sino que se ve influenciados por otros motivos.
Lo bueno de estar en un estado de ánimo "malo", o no deseado, es que disfrutas mucho más de las actividades que se salen de lo normal, que tienen cierto carácter disruptivo con respecto a las expectativas que tienes y que se consideran feedbacks negativos.
En estas semanas no hay mayor feedback negativo que entrar a la habitación de mi niña y que le diga su madre "dale la buena noticia".
Ayer, rebuscando por los papeles que he ido acumulando estos años en la carrera, encontré unos cuestionarios que me pasó la profesora del colegio en el que estuve de prácticas este año. Sin duda una de las mejores experiencias que tuve este año. Y no me acordaba que le había dicho a "Jalal" que me escribiera su nombre en árabe.
Creo que no hablé de él en post anteriores pero lo cierto es que ayer me alegró el día. Aunque las primeras sesiones no le daba yo las clases, sino que me limitaba a ver cómo lo hacía la profesora y ayudarla cuando me lo pedía, las últimas sesiones era yo quien estaba con él y las disfrutaba mucho.
Me encantaba su afán por hablar pero a la vez era aparentemente imposible porque el idioma no era el mismo y las clases eran para que aprendiera castellano. Cuando era yo la profesora, hacía más hincapié en la comunicación oral que en la escrita, por lo que la interacción era totalmente diferente.
El caso es que un día le dije que escribiera su nombre primero en castellano y luego en árabe. Le gustó tanto que escribió otra palabra, no sé si mi nombre o algún otro.
Hasta ayer no me acordaba dónde estaba ese papel, de hecho pensaba que se lo había quedado él o lo había perdido. Pero descubrí que estaba detrás del cuestionario que me dejó la profesora.
Hay detalles que hacen que un estado de ánimo cambie. Además, un estado de ánimo es complejo emocionalmente porque las emociones son muy complejas y dinámicas, por lo que puede ser relativamente fácil, o no, cambiar anímicamente.
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