La semana pasada estuvimos tratando este tema en Counselling y me llamo mucho la atención porque el hecho de no sentirte partícipe de la historia, aunque indirectamente seas el protagonista, hace que puedas ver el asunto desde una perspectiva diferente. Incluso puedes llegar a finalizarlo o solucionarlo.
Como ya vengo diciendo hace unas semanas, los modelos de representación mental tienen una serie de niveles en los que se pueden organizar los tipos de preguntas según la información que deseemos obtener.
Si mantenemos la extensión y la conexión, es decir, variamos el detalle, obtenemos lo que se denomina como estructuras isomórficas, una serie de historias narradas que mantienen el mismo hilo conductor de la historia pero cuyo protagonista o elementos implicados en el asunto no se encuentran explícitamente.
Da la sensación como que es algo complejo pero en realidad es algo muy simple y valioso. Cuando escribo simple me refiero de entender, no de redactar porque para ello necesitas mucha información sobre ese asunto y si comprender el asunto es complicado, más lo es inventarse una historia con una estructura parecida a la del asunto.
Elaborar tu propia historia no es tan complicado porque cuentas con toda la información.
Un detalle muy importante es que la historia que elaboras de tu asunto es mucho más detallada y subjetiva que la historia que realicen sobre tu asunto . El nivel de detalle condiciona la historia.
En cualquier caso, y pese a la subjetividad de las historias, considero que tanto redactar la historia de tu asunto como la del cliente, ayuda a ambos porque al counsellor le proporciona tanto organización como falta de información (huecos en la historia) y al cliente le ayuda a indagar más sobre el asunto y detallar más la historia.
Personalmente, considero que escribir no es nada fácil, y más si no estás acostumbrado a ello, pero no es difícil de aprender ya que con la práctica se va mejorando poco a poco. Es difícil expresar con palabras lo que sentimos y expresarlo oralmente también lo es. Para cada uno es diferente pero no deja de ser un historia, ya sea escrita o contada.
Aunque en la clase del lunes solo dedicásemos
20 minutos a repasar, considero que el resto de la clase también sirvió de
repaso pero con la diferencia de que cada uno de nosotros no era el mismo que
antes, es decir, lo que cada uno aprendió durante estas semanas sirvieron para
que los modos de exploración, elaborar el mapa de la otra persona, acompasar o
desacompasar, ayudar a comprender el asunto, etc… En resumen, a centrarnos en
la relación counsellor-cliente.
En el repaso, se consideraron algunos de los
conceptos clave de la asignatura: Rapport, acompasar/desacompasar, modelos de
representación (detalle, extensión y conexión), etc… Un aspecto en el cual no
me había dado cuenta era el tipo de intervención que se está enseñando y de ser
así cuál se está dejando de explicar y el motivo por el que eligen unas y no
otras. En este caso, lo importante es saber hacer Counselling para poder
remediar y posteriormente solucionar un problema del cliente.
Personalmente, no considero que haya una
forma inmutable para hacer Counselling o mediación de conflictos, o ayuda entre
iguales, o de montar un armario. Quiero decir, igual que cada uno tiene su
forma de aprender y su forma de hacer su trabajo, cada uno priorizará unas u
otras formas de actuación pero eso no quiere decir que se eliminen unas y se
den mayor importancia a otra. Puedes estar más o menos de acuerdo con ciertas
corrientes o ideas pero eso no quiere decir que sean unas mejores que otras, al
menos para mí. O el hecho de que tenga más adeptos o menos no quiere decir que
sea mejor o peor. Dar más importancia a uno no quiere decir que sea la mejor
opción.
Después de repasar, realizamos el primer
ejercicio que consistía en que por parejas se tenía que explorar un asunto. A y
B tenían los roles de counsellor y cliente, de modo que en un periodo de tiempo
se explorara en los distintos niveles de los modelos de representación el
asunto.
Cuando era cliente me ocurrió que tuve que
contestar a preguntas que no me esperaba o que no sabía cómo responder o sabía
la respuesta pero no tenía suficiente confianza con el counsellor como para
responder, pero eso no quiere decir que no las respondiera interiormente.
Personalmente, considero que la esencia del Counselling o cualquier técnica de
ayuda residen en que te plantean preguntas que tú misma no te planteas, o sí te
las planteas pero no eres capaz de responder porque consideras que no va a
ninguna parte o por evitar el sufrimiento de dicha respuesta. Es como que
sientes la necesidad de responderla pero te autodefiendes de la propia pregunta
que tú te planteaste, es decir, omites esa pregunta como si no te la hubieras
planteado.
El segundo ejercicio consistía en contar en
otro grupo el problema que te había planteado tu cliente indagando también en
los distintos niveles: el qué se describe, el proceso del asunto y el motivo
por el cuál es un problema. Después de escuchar el asunto por parte del que
cuenta la historia, se realizaba una puesta en común o se sugerían preguntas al
counsellor para que se las hiciera llegar a su cliente.
Es complicado, al menos para mí, trabajar con
el asunto de otra persona ya que la información con la que se cuenta no es
completa, es decir, podemos tener una idea del asunto de la otra persona pero
tenemos que tener cuidado con la forma de expresarnos porque lo que significa
para nosotros algo no quiere decir que ese algo signifique lo mismo para otra
persona. Por ejemplo, para mí los perros significan más que un simple animal de
compañía o una mascota pero cuando y hablo o me hablan de un perro posiblemente
no tenga la misma connotación que para otra persona.
Lo complejo es contar un asunto que no es el
tuyo propio y que parte de las propias interpretaciones que realiza el cliente,
es decir, no es un asunto objetivo ni el tuyo propio porque si fuera el tuyo
sería más fácil, pero el problema surge cuando no eres sujeto de la historia
sino que eres objeto de la misma. Sabes sobre lo que trata el problema, desde
un punto de vista objetivo, del propio cliente, pero por medio de preguntas
puedes llegar a comprender el problema o al menos tener más detalles del mismo.
Por último, volvimos con la pareja inicial
para remitirles las preguntas sugeridas en el ejercicio anterior. Para mí, lo
más importante de las preguntas no es sacar información valiosa, sino que
sirven para que el propio cliente aclare o clarifique su interpretación del
asunto y le ayude a organizarlo o cuestionarse el motivo por el que considera
que es un problema.